Había vuelto a decir que no,
pero antes de hacer una memoria de todas las propuestas rechazadas en los
últimos tiempos, la maquinaria del Señor Dudas ya estaba en marcha. Puerta abierta, cierto interés
que no insistencia, respeto, cero imposiciones más allá de la horaria… y la
posibilidad de sacudir alguna cuenta pendiente con carteles de los que nos
sacaron por no querer comulgar con ruedas de molino en más de una edición.
Razones para no volver las
había también, y de peso. Como telón de fondo el desafío, reto o más difícil
todavía de un otoño diferente, enmascarado. No doble o nada, pero casi. Reconstruye una banda en poco
más de un mes, engrásala, intenta que suene y ponte delante de las piedras tras
más de tres años de ausencia local, grupal incluso, casi total diría. Algunas de ellas, inmóviles
como siempre. Está claro que a unos cuantos les da lo mismo 3 que 30 que si no
apareces, mejor no disimular con estúpidas frases cuando nos crucemos. Y otras de esas piedras amenazando
con venirse encima al menor descuido… será el terreno.
Pero no, es la ciudad, aunque
era el barrio también, el viejo Peñascal, y eso pesaba más que todas esas
piedras y gentes que en realidad son una, y todas las contras con
las que amenaza cuando menos lo esperas la rutina o el devenir. En esas, pesando los motivos, pensé
por un momento que tal vez nunca estaría tan cerca de tocar en un campo de
fútbol, o mejor dicho lo que queda de él, pero nunca se sabe. Hace un par de días leí en el
Marca que al Calderón le han dado un año más de vida…
Venga, ahora ya en serio.
Venga, ahora ya en serio.
Era la vista desde la terraza
del salón, la vuelta cada tarde del colegio a casa con mi madre, noches de peña
en San Frutos después, broncas y flirteos, paseos inolvidables bajo las farolas
con mi perro… desde luego mucho más de media vida, así que por qué no iba a hacerlo
y poner un poco de música en el fondo del “collage”… Bueno, hay otras cosas que
también importan pero tienen que ver con los números y me cuesta mucho más
tratar, aunque esta vez tampoco eran un problema insalvable.
Salió bien, podría haber sido
mejor, sí claro, siempre, pero… ¿qué
vamos a pedir cantando a estas alturas? Veía el Peñascal desde un séptimo y
ahora vivo en un primero, casi a ras de suelo, pero aún diviso el límite del barrio
que marcan los focos del Municipal. Las vistas cambiaron un poco aunque
no la orientación, pero aún volamos.
Supongo que es lo único de esto que en realidad importa.
Supongo que es lo único de esto que en realidad importa.
Descubro tu nuevo rastro noctambuleando y haciendo de puta para los que mueven los hilos.
ResponderEliminarSiempre es un placer tenerte de vuelta...
aunque creo que nunca te has ido.
Cuentas pendientes sigue sonando en mi coche cada poco tiempo... pero no rechazaría un plato de nuevas grabaciones. jejejejeje
Un abrazo, compadre.
Joaquín L. Kamikaze
Es obligado Joaquín, cambiar un poco el juego con esas escuchas que por otra parte se agradece si como dices siguen haciendo kilómetros...
ResponderEliminarEn ello estoy, aunque por momentos no lo parezca.
Y en esas parece que te has ido, tal vez estuve cerca...
Otro fuerte de vuelta!