viernes, 28 de noviembre de 2014

La sentencia


Bueno, pues aquí está la sentencia.
Lo primero mis disculpas por si alguien había imaginado mucho más con la previa. 
Simplemente se trata de otra canción, una de tantas que se podría llenar de imágenes para complementar, y que se encargarían de acercar o tal vez todo lo contrario al oyente de su trama. 
No estará en lo nuevo, no se sabe si tendrá hueco en algún once, pero de momento respira.
Este es el resultado de una tarde de verano en la que sobraba la chaqueta y faltaban manos como casi siempre, para facturar algo más digno.
Mi parte, es decir, tocar y cantar esto algo mejor, lo podría haber logrado a poco que hubiera gastado un par de tomas o tres más y rellenado el vaso de agua, pero tampoco tenía toda la tarde… El tiempo casi siempre es protagonista aunque sea indirecto, aunque mi parte sé que es todo en realidad, o la dependencia al menos.
Pero lo que se me va de las manos, dígase llevar la idea un poquito más lejos y hacer de esto un vídeo “de verdad”, con la posibilidad de no poner mi cara por medio incluso, o que la chica fuera de carne y hueso, o largarnos a rodar a los juzgados de San Agustín por ejemplo… ya no tanto.
Tal vez podría haber liado un crowdfunding de 3000 pavos para la ocasión, pero sinceramente no me veo llamando a las puertas y los muros de la gente para eso,  para recordar que nos quedan tantos o cuantos días… y menos aún en los tiempos que corren en los que muchos contamos los días para acabar el mes. Para eso hay que valer, yo estoy mucho más limitado.
Y escribo eso por todas las personas que me lo sugirieron y seguirán, con la mejor  intención, por supuesto. Tampoco estoy en contra de los proyectos de mecenazgo, ni mucho menos, aunque como leí el otro día en algún artículo o similar no deja de ser una manera tan elegante como sofisticada de sablear a todos tus amigos (ya sean reales o virtuales) y familiares varios para poder dar salida a determinadas inquietudes artísticas…
Comprometer en una palabra, por más que se prefiera hablar de anticipos y similares terminologías, y comprometer es palabra mayor desde luego, aunque lo que nos ocupa lo valga, o así lo creamos.
Si no lo intenté antes para sacar adelante otra entrega después de no recuperar la pasta que invertí tras romper la hucha con el anterior disco, menos aún, pero ahí ya podríamos empezar a debatir si se trata de una simple cuestión de principios o de prioridades.

Y sinceramente antes de eso, prefiero que suene la música, sin mucho más.





lunes, 10 de noviembre de 2014

Barrio


Había vuelto a decir que no, pero antes de hacer una memoria de todas las propuestas rechazadas en los últimos tiempos, la maquinaria del Señor Dudas ya estaba en marcha. Puerta abierta, cierto interés que no insistencia, respeto, cero imposiciones más allá de la horaria… y la posibilidad de sacudir alguna cuenta pendiente con carteles de los que nos sacaron por no querer comulgar con ruedas de molino en más de una edición.

Razones para no volver las había también, y de peso. Como telón de fondo el desafío, reto o más difícil todavía de un otoño diferente, enmascarado. No doble o nada, pero casi. Reconstruye una banda en poco más de un mes, engrásala, intenta que suene y ponte delante de las piedras tras más de tres años de ausencia local, grupal incluso, casi total diría. Algunas de ellas, inmóviles como siempre. Está claro que a unos cuantos les da lo mismo 3 que 30 que si no apareces, mejor no disimular con estúpidas frases cuando nos crucemos. Y otras de esas piedras amenazando con venirse encima al menor descuido… será el terreno.

Pero no, es la ciudad, aunque era el barrio también, el viejo Peñascal, y eso pesaba más que todas esas piedras y gentes que en realidad son una, y todas las contras con las que amenaza cuando menos lo esperas la rutina o el devenir. En esas, pesando los motivos, pensé por un momento que tal vez nunca estaría tan cerca de tocar en un campo de fútbol, o mejor dicho lo que queda de él, pero nunca se sabe. Hace un par de días leí en el Marca que al Calderón le han dado un año más de vida… 
Venga, ahora ya en serio.

Era la vista desde la terraza del salón, la vuelta cada tarde del colegio a casa con mi madre, noches de peña en San Frutos después, broncas y flirteos, paseos inolvidables bajo las farolas con mi perro… desde luego mucho más de media vida, así que por qué no iba a hacerlo y poner un poco de música en el fondo del “collage”… Bueno, hay otras cosas que también importan pero tienen que ver con los números y me cuesta mucho más tratar, aunque esta vez tampoco eran un problema insalvable.

Salió bien, podría haber sido mejor, sí claro, siempre, pero…  ¿qué vamos a pedir cantando a estas alturas? Veía el Peñascal desde un séptimo y ahora vivo en un primero, casi a ras de suelo, pero aún diviso el límite del barrio que marcan los focos del Municipal. Las vistas cambiaron un poco aunque no la orientación, pero aún volamos. 
Supongo que es lo único de esto que en realidad importa.


Fotos montaje archivo Copper, la tercera parte de Josechu Egido para Histéricas Grabaciones.